Artículo publicado en el diario La Opinión de Murcia el 13 de noviembre de 2008
Puestos a reescribir la historia, no veo por qué no podemos reescribir también los cuentos de toda la vida. Aprovechando la inspiración que nos ha llegado a través de un correo electrónico, comenzaremos Ignatius y yo por un clásico, La Cigarra y la Hormiga, cuento que, sin ser chino, anda muy necesitado de una severa adaptación a los tiempos de modernidad y talante que, más que correr, vuelan por estos pagos. De momento, cigarra también se escribe con Z.
VERSIÓN CLÁSICA: La Hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor abrasador. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Mientras tanto, la Cigarra piensa que la hormiga es tonta, y se pasa el verano riendo, bailando, cantando y jugando. Cuando llega el invierno, la Hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta que llegue la primavera. La Cigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo, muere de frio. Fin.
VERSIÓN ADAPTADA: La Hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor abrasador. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Mientras tanto, la Zigarra piensa que la Hormiga es tonta, y se pasa el verano riendo, bailando, cantando, jugando, organizando botellones y liándose canutos. Cuando llega el invierno, la Hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta que llegue la primavera. La Zigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo, y con el apoyo del sindicato de zigarras, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la Hormiga tiene derecho a vivienda y comida, mientras que otros como ella, con menos suerte, pasan frio y tienen hambre. Las televisiones públicas y privadas emiten en prime time varios programas en vivo en los que, por un lado, se puede ver a la Zigarra pasando frio y calamidaz, al tiempo que se evoca su aportación al mundo de la cultura progresista, y, por otro, se ve a la Hormiga bien calentita en su casa, enfundada en un polo de Lacoste y con la mesa llena de comida. De paso, se recuerda su pasado como concejal del PP en el hormiguero. Los ciudadanos se escandalizan de que en un país con tanta modernidaz como el suyo se deje sufrir a la pobre Zigarra titiritera, mientras que otros viven en la abundancia y visten polos de marca. Las asociaciones contra la pobreza de solemnidaz se manifiestan delante de la casa de la Hormiga. Los medios de comunicación cuestionan que se haya enriquecido a espaldas de la Zigarra con total impunidaz e instan al gobierno a que aumente los impuestos a las hormigas para que todos puedan vivir con más comodidaz. Respondiendo a las encuestas de opinión, el gobierno socialista que preside Zigarrero elabora una ley sobre la igualdaz económica y el reparto de riqueza de las hormigas con clausula de retroactividaz. El Govern de la Generalitaz de Catalunya pide y obtiene un cupo suplementario para las zigarras catalanas. Los impuestos de la Hormiga han aumentado una barbaridaz y, además, en señal de ejemplaridaz, le llega una multa millonaria por no contratar en verano a la Zigarra como ayudante. La Ministra de Vivienda y Edificabilidaz ordena el embargo de la casa de la Hormiga, ya que ésta no tiene suficiente dinero para pagar la multa y la fiscalidaz. La Hormiga se va de España y se instala con éxito en Suiza. Las televisiones públicas y privadas de Zigarrero emiten imágenes de la Zigarra con sobrepeso −pues se ha comido casi todo lo que habia en la despensa de la Hormiga mucho antes de que llegue la primavera− en el momento de recoger de manos del presidente Zigarrero un Goya de la Academia de Zigarras Progresistas. El hormiguero expropiado a la Hormiga se convierte en albergue para zigarras, que se arruina rápidamente al no hacer sus ocupantes nada para mantenerlo en buen estado. La oposición del PP reprocha al gobierno de Zigarrero que no ponga los medios necesarios para resolver el problema. Mientras que la Ministra de Obras Públicas le echa la culpa de todo lo que pasa al PP, a la Conferencia Episcopal y a la empresa constructora del hormiguero, el gobierno pone en marcha una comisión de multilateralidaz, multidisciplinariedaz, multiculturalidaz y multietnicidaz −de la que están excluidas las hormigas−, que preside con toda gravedaz la señora Vicepresidenta. Entretanto, la Zigarra muere de una sobredosis. Como primera medida, la Vicepresidenta alude al fracaso del anterior gobierno del PP para corregir el problema de la desigualdaz social y culpa a la Conferencia Episcopal de boicotear las políticas de igualdaz del gobierno de Zigarrero. El hormiguero es finalmente ocupado por una banda de arañas inmigrantes. El gobierno de Zigarrero se felicita por la diversidaz multicultural de España.
VERSIÓN CLÁSICA: La Hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor abrasador. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Mientras tanto, la Cigarra piensa que la hormiga es tonta, y se pasa el verano riendo, bailando, cantando y jugando. Cuando llega el invierno, la Hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta que llegue la primavera. La Cigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo, muere de frio. Fin.
VERSIÓN ADAPTADA: La Hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor abrasador. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Mientras tanto, la Zigarra piensa que la Hormiga es tonta, y se pasa el verano riendo, bailando, cantando, jugando, organizando botellones y liándose canutos. Cuando llega el invierno, la Hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta que llegue la primavera. La Zigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo, y con el apoyo del sindicato de zigarras, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la Hormiga tiene derecho a vivienda y comida, mientras que otros como ella, con menos suerte, pasan frio y tienen hambre. Las televisiones públicas y privadas emiten en prime time varios programas en vivo en los que, por un lado, se puede ver a la Zigarra pasando frio y calamidaz, al tiempo que se evoca su aportación al mundo de la cultura progresista, y, por otro, se ve a la Hormiga bien calentita en su casa, enfundada en un polo de Lacoste y con la mesa llena de comida. De paso, se recuerda su pasado como concejal del PP en el hormiguero. Los ciudadanos se escandalizan de que en un país con tanta modernidaz como el suyo se deje sufrir a la pobre Zigarra titiritera, mientras que otros viven en la abundancia y visten polos de marca. Las asociaciones contra la pobreza de solemnidaz se manifiestan delante de la casa de la Hormiga. Los medios de comunicación cuestionan que se haya enriquecido a espaldas de la Zigarra con total impunidaz e instan al gobierno a que aumente los impuestos a las hormigas para que todos puedan vivir con más comodidaz. Respondiendo a las encuestas de opinión, el gobierno socialista que preside Zigarrero elabora una ley sobre la igualdaz económica y el reparto de riqueza de las hormigas con clausula de retroactividaz. El Govern de la Generalitaz de Catalunya pide y obtiene un cupo suplementario para las zigarras catalanas. Los impuestos de la Hormiga han aumentado una barbaridaz y, además, en señal de ejemplaridaz, le llega una multa millonaria por no contratar en verano a la Zigarra como ayudante. La Ministra de Vivienda y Edificabilidaz ordena el embargo de la casa de la Hormiga, ya que ésta no tiene suficiente dinero para pagar la multa y la fiscalidaz. La Hormiga se va de España y se instala con éxito en Suiza. Las televisiones públicas y privadas de Zigarrero emiten imágenes de la Zigarra con sobrepeso −pues se ha comido casi todo lo que habia en la despensa de la Hormiga mucho antes de que llegue la primavera− en el momento de recoger de manos del presidente Zigarrero un Goya de la Academia de Zigarras Progresistas. El hormiguero expropiado a la Hormiga se convierte en albergue para zigarras, que se arruina rápidamente al no hacer sus ocupantes nada para mantenerlo en buen estado. La oposición del PP reprocha al gobierno de Zigarrero que no ponga los medios necesarios para resolver el problema. Mientras que la Ministra de Obras Públicas le echa la culpa de todo lo que pasa al PP, a la Conferencia Episcopal y a la empresa constructora del hormiguero, el gobierno pone en marcha una comisión de multilateralidaz, multidisciplinariedaz, multiculturalidaz y multietnicidaz −de la que están excluidas las hormigas−, que preside con toda gravedaz la señora Vicepresidenta. Entretanto, la Zigarra muere de una sobredosis. Como primera medida, la Vicepresidenta alude al fracaso del anterior gobierno del PP para corregir el problema de la desigualdaz social y culpa a la Conferencia Episcopal de boicotear las políticas de igualdaz del gobierno de Zigarrero. El hormiguero es finalmente ocupado por una banda de arañas inmigrantes. El gobierno de Zigarrero se felicita por la diversidaz multicultural de España.
Y colorín, colorado, que este cuento no ha acabado.
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