martes, 21 de julio de 2009

Perdonen que les moleste




Artículo publicado el 21 de julio de 2009 en el diario La Opinión de Murcia









Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua.




Que el verano es una época que ni pintada para leer ya lo saben ustedes, mis bienamados lectores. Hasta mi lector malasombra lo sabe, que por algo también es lector. Todos ustedes leen, de lo contrario no estarían aquí y ahora leyendo mi artículo. Por eso no les voy a aconsejar lectura alguna, pues ustedes tienen sus propias preferencias. Lo que voy a hacer es ofrecerles una especie de aperitivo refrescante a modo de despedida por vacaciones. Se trata de esos versos que han leído ustedes al comienzo. Son de un autor japonés del siglo XVII llamado Matsuo Bashoo y a esa forma de poesía se la conoce como haiku. El haiku es un poema breve de tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, cuya simplicidad hace que se asemeje a lo hablado. Suele haber una palabra clave, llamada kigo en japonés, que indica la estación del año a la que se refiere pero, fuera de ello, las reglas son muy sencillas y escasas: emplea mayoritariamente nombres, apenas usa las mayúsculas, se puede prescindir de la puntuación y de la rima; en definitiva, haiku o haikai es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento, aquí y ahora.

Han sido muchos los autores occidentales que han usado esta forma de poesía. Ezra Pound, D.H. Lawrence o James Joyce, en ingés, o Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges y Octavio Paz en castellano. Precisamente de Machado es este haiku veraniego y verbenero:

¡De amarillo calabaza,
en el azul, cómo sube
la luna sobre la plaza!

De Borges, este otro:

La vieja mano
sigue trazando versos
para el olvido

Y aquél de Octavio Paz, titulado Alba:

Sobre la arena
escritura de pájaros;
memoria del viento

Mario Benedetti, recientemente fallecido, escribió el siguiente:

Una campana,
tan sólo una campana
se opone al viento

También un amigo poeta que me regaló un libro muy querido tiene algún haiku. Luis Alberto de Cuenca escribió:

En el silencio
de esa flor amarilla
perdura el canto

Y termino esta minúscula antología con otro haiku de Matsuo Bashoo, muy propio de la estación:

Quietud;
los cantos de las cigarras
penetran en las rocas

Claro que también puedo finalizar con un haiku más prosaico y, además, de mi propia cosecha:

Mediterráneo
dorado, azul y verde,
una cerveza


Feliz verano.




martes, 14 de julio de 2009

Un par de lecciones de economía


Artículo publicado el 14 de julio de 2008 en el diario La Opinión de Murcia


Como la crisis económica esta de moda, me propongo hoy ofrecerles completamente gratis dos lecciones sobre economía.

La primera lección consiste en la transcripción de un “emilio” titulado “Las Principales Teorías Económicas explicadas con vacas”, que me ha enviado mi hija María. Ahí va:
Socialismo: Tú tienes dos vacas. El estado te obliga a darle una a tu vecino.
Comunismo: Tú tienes dos vacas. El estado te las quita y te DA algo de leche.
Fascismo: Tú tienes dos vacas. El estado te las quita y te VENDE algo de leche.
Nazismo: Tú tienes dos vacas. El estado te las quita y te dispara en la cabeza.
Burocratismo: Tú tienes dos vacas. El estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
Capitalismo tradicional: Tú tienes dos vacas. Vendes una y te compras un toro. Haces más vacas. Vendes las vacas y ganas dinero. Luego te jubilas rico.
Neocapitalismo: Tú tienes dos vacas. Vendes tres de tus vacas a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco de un amigo. Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes las cuatro vacas de vuelta, con exención de impuestos por cinco vacas. La leche que hacen tus seis vacas es transferida mediante intermediario a una empresa con sede en las Islas Cayman que vuelve a vender los derechos de las siete vacas a tu compañía. El informe anual afirma que tu tienes ocho vacas con opción a una más. Coges tus nueve vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente tus diez vacas troceadas. Curiosamente, durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú sólo tienes dos vacas.
Economía japonesa: Tú tienes dos vacas. Las rediseñas a escala 1:10 y logras que te produzcan el doble de leche. Pero no te haces rico. Luego ruedas todo el proceso en dibujos animados. Los llamas “Vakimon” e, incomprensiblemente, te haces millonario.
Economía alemana: Tú tienes dos vacas. Mediante un proceso de reingeniería consigues que vivan cien años, que coman una vez al mes y que se ordeñen solas. Nadie cree que eso tenga mérito alguno.
Economía rusa: Tú tienes dos vacas. Cuentas y tienes cinco vacas. Vuelves a contar y te salen doscientas cincuenta y siete vacas. Vuelves a contar y te salen tres vacas. Dejas de contar vacas y abres otra botella de vodka.
Economía china: Tú tienes dos vacas. Tienes a trescientos chinos ordeñándolas. Explicas al mundo tu increíble ratio de productividad lechera. Disparas a un periodista que se dispone a contar la verdad.
Capitalismo americano: Tienes dos vacas. Vendes una y fuerzas a la otra a producir la leche de cuatro vacas. Te quedas sorprendido cuando ella muere.
Economía iraquí: Tú no tienes vacas. Nadie cree que no tengas vacas, te bombardean y te invaden el país. Tú sigues sin tener vacas.
Economía india: Tú tienes dos vacas. Las pones en un altar para adorarlas. Después sigues comiendo arroz al curry.
Economía suiza: Hay cincuenta millones de vacas Es obvio que tienen dueño pero nadie parece saber quién es.
Economía francesa: Tú tienes dos vacas. Entonces te declaras en huelga, organizas una revuelta violenta y cortas todas las carreteras del país, porque tú lo que quieres son tres vacas.
Economía neozelandesa: Tú tienes dos vacas. La de la izquierda te parece cada día más atractiva.
Capitalismo italiano: Tienes dos vacas. Una de ellas es tu madre, la otra tu suegra, ¡¡¡maledetto!!!
Capitalismo británico: Tienes dos vacas. Las dos están locas.
Economía española: Tú tienes dos vacas, pero no tienes ni puñetera idea de donde están. Pero como ya es viernes te bajas a desayunar al bar de la esquina mientras lees el Marca. Luego, como ya es viernes, enlazas con el aperitivo. Si acaso, ya te pondrás a buscarlas el miércoles después del puente de San Aniceto.

La segunda lección consiste en un ejemplo práctico de economía aplicada: El ahorro es uno de los pilares de una economía sana y, como el ahorro bien entendido empieza por uno mismo, hoy me he ahorrado escribir el artículo.

El próximo día, más.