martes, 23 de octubre de 2012

Cosas confusas, sapos e bruxas




(Artículo publicado el 23 de octubre de 2012 en el diario La Opinión de Murcia)



Antes de que mi buen amigo Ismael Galiana, gallego y gaiteiro de pro, me castigue con cien horas seguidas de gaita, les diré que el título de este artículo no es un error sino una licencia que me he tomado con el primer verso del famoso conjuro que se recita al preparar la queimada. Ya sé que el conjuro no comienza así, sino con la invocación a “mouchos, coruxas, sapos e bruxas,” esto es a búhos, a lechuzas, a sapos y a brujas, cuya presencia junto a la de demos, trasgos, diaños, corvos, pintigas e meigas (demonios, trasgos, diablos, cuervos, salamandras y meigas) garantiza que “cando esta queimada baixe polas noas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento” lo cual, aunque sea preciso traducirlo, quiere decir exactamente eso, que “cuando esta queimada baje por nuestra gargantas, quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento”.
            Esta digresión sobre el conjuro gallego viene a cuento, querido lector Malasombra, que ya has empezado a echar sapos e bruxas por tu boquita de piñón, por dos razones. Una, porque nos acercamos al Día de Difuntos o a la Noche de Halloween, como prefieran, de manera que el espíritu se nos va llenando poco a poco de miedos y temblores más o menos comerciales y sugeridos. La otra es lo que ha ocurrido este fin de semana otoñal en las tierras brumosas del norte de España, cuando vascos y gallegos se han acercado a las urnas para elegir a sus diputados regionales y, como consecuencia de ello, a los dirigentes que los han de gobernar en los próximos tiempos. En Galicia ha ganado el PP de Feijóo y de Rajoy, por este orden, y se han desplomado el PSOE de Rubalcaba y Vázquez, por este otro, y el BNG que fue de ese energúmeno llamado Beiras. Al mismo tiempo, en el País Vasco han ganado el PNV nacionalista y la BILDU separatista, mientras que se han desmoronado el PSOE de Patxi López y el PP de Antonio Basagoiti. Cosas confusas, decía yo en el título de este artículo, sapos e bruxas.
Porque, miren ustedes, cuando se afirma que en Galicia ha ganado el PP, unos dicen que lo ha hecho Feijóo a pesar de Rajoy y otros que gracias a él. También hay quien opina que, debido a la fuerte abstención, no ha ganado ni el uno ni el otro, sino que han perdido los socialistas por el efecto retroactivo de un señor llamado Zapatero, y los nacionalistas por los conxuros disparatados del tal Beiras. Hay quien dice que la alta abstención debida al desencanto de la izquierda se ha cebado en el PSOE, en tanto que otros opinan que la abstención debida a las lluvias ha perjudicado al partido más votado, esto es al PP. Por otro lado, el contundente resultado de las urnas, lejos de apaciguar a la izquierda nacionalista, valga la redundancia, he llevado a Beiras, ese energúmeno, a prometer mil y una manifestaciones más, más nutridas todavía de exaltados aún más vociferantes. Mientras, en el PSOE suenan tambores de guerra y ya hay quien pide abiertamente la dimisión de Rubalcaba en tanto que en el PP hay quien ve en Feijóo al delfín de Rajoy, ciertamente ambas cosas de forma prematura, pues ni se va Rubalcaba ni se irá  Rajoy.
Y en el País Vasco, ese país, qué quieren que les diga. Allí hay menos cosas confusas y más sapos y bruxas. En las vecinas cuevas de Zugarramurdi, en la frontera franconavarra del Bidasoa, las hogueras del akelarre de medianoche han incinerado las esperanzas españolistas. Nacionalistas y separatistas suman hoy dos tercios del Parlamento de Vitoria. Y lo terrible de esto es que esa mayoría aplastante ha sido posible gracias a la insensatez suicida del PSOE y a los complejos pacatos del PP. Qué lejos quedan aquellos tiempos de Jaime Mayor Oreja, de Carlos Iturgáiz y de  María San Gil, en los que España era un valor defendible y defendido en el País Vasco aún a costa de la sangre de muchos vascos que se sentían españoles. En la misma noche electoral hemos escuchado a algún cretino decir que estas elecciones han sido las primeras en las que se ha votado sin la amenaza del terrorismo, como si la propia presencia de BILDU a pie de las urnas, en el Parlamento y en las instituciones vascas no fuera la prueba del nueve de quién venció finalmente en la batalla contra el terror. Y no, querido lector, siento decirte que no fueron la Ley ni el Estado de Derecho. El terror sigue allí, dispuesto a pactar con quien sea para conseguir sus fines, pero también con la pistola cargada por si fallan los pactos.  Tengo escrito en algún sitio, o tal vez no, que la paz firmada con el terror batasuno recuerda mucho al apaciguamiento frente al belicismo de Hitler que Chamberlain se trajo de Berlín y que llevó a Churchill a lanzar en el Parlamento británico su terrible pronóstico: “Por evitar la guerra habéis preferido el deshonor. Pues bien, ya tenéis el deshonor. Después tendréis la guerra”.
            Que por qué les cuento todo esto, pues porque como Chesterton escribió en su ensayo Patriotism and Sport, del libro All Things Considered, “supongo que a todo aquel que ignore tan evidentes hechos le interesará saberlos”.
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1 comentario:

Antonio dijo...

Magnifico analisis, es lo mejor que he leido.