martes, 10 de septiembre de 2013

Relaxing paparajotes




(Artículo publicado el 10 de septiembre de 2013 en el diario La Opinión de Murcia)





Pero ¿a quién se le habrá ocurrido la zapaterada de situar las competiciones de tiro olímpico precisamente en las instalaciones de Paracuellos del Jarama? ¿Habrá sido tal vez un intento de ofrecer al mundo un ejemplo de cómo el deporte sirve para recuperar la memoria histórica? exclamó la otra noche Ignatius, mi asesor olímpico en cuestiones de relaxing, con cara de ya-lo-decía-yo−. Que yo sepa, el irrepetible ZP no forma parte del comité organizador de la cándida candidatura olímpica de Madrid, sino que se dedica entre nube y nube a gafar tomas de posesión.
No seas borde Ignatius le dije, eso no ha tenido nada que ver con la eliminación de la candidatura de Madrid. Esas cosas se deciden por razones económicas y políticas, ni siquiera deportivas. Ya sabes que París, cuya candidatura fue rechazada en Estambul en favor de Londres, espera ser sede de los Juegos Olímpicos en 2024, por lo que un Madrid 2020, es decir otra sede europea inmediatamente anterior, habría sido un obstáculo insalvable para nuestros seculares amigos galos. Pero es que también tienen aspiraciones similares Berlín y Roma, de manera que ya me contarás.
Eso me suena a teoría de la conspiración, mi querido e ignorante amigo respondió Ignatius− Las cosas ocurren de manera más sencilla. Recuerda aquello de que por un clavo se perdió un reino. Los miembros del Comité Olímpico Internacional no son precisamente estrategas de geopolítica del Club Bildeberg. Ahí tienes, por ejemplo, a la Princesa Ana de Inglaterra o al sonrosado Alberto de Mónaco. ¿En qué crees tú que pensaba Albertito a la hora de emitir su voto? Pues en que nuestro Don Felipe sí que es un príncipe de verdad y no de opereta, y que, además, es más alto, más guapo y con más pelo. A los miembros de comité, la mayoría de los cuales usan en verano sandalias de samaritano con calcetines, habría que habérselos ganado con una sobredosis de España Cañí, es decir con lo mismo que nos ganamos cada año a sesenta millones de turistas. Si les das relaxing cup of café con leche y ejemplos de recuperación tolerante de la memoria histórica (que, por otra parte, no saben lo que es), o modernidades de importación, princesas cool y superpríncipes de ojos azules, se pican y no te votan. A estos señores y señoras del Comité Olímpico Internacional lo que hay que darles es la exitosa relaxing sangría, paella para todos y de postre relaxing paparajotes, que es un menú muy español  e internacionalmente conocido, así como un príncipe bajito, moreno y peludo, con patillas de carabinero y aromas de ajo, mucho jolgorio sevillano rociero y algunos encierros taurinos, en los que la única sangre que corre de vez en cuando no es la del toro, no, que ésa es inadmisible para las sensibles señorías olímpicas, sino la de algún que otro corredor, que esa sí se acepta porque es fruto del riesgo deportivo y, además, el toro no sufre. Así, en vez de picarse, tal vez piquen.
Ya estás disparatando Ignatius. Lo que España debía ofrecer, como lo hizo, es el hecho cierto de que está a la cabeza en numerosas especialidades deportivas, como el fútbol, el baloncesto, el tenis, el ciclismo, el balonmano, el waterpolo…
¡Calla, calla! Eso es precisamente lo que nos ha perdido me interrumpió Ignatius. Esa gente no soporta que un país como el nuestro, inmerso en una gravísima crisis económica y con casi seis millones de parados, sea el que despunte en casi todas las modalidades deportivas y que, encima, Madrid tenga un ayuntamiento que ha costado tropecientos millones de euros y que cuenta con más asesores y coches oficiales que el resto de ayuntamientos capitalinos europeos juntos. Lo que tenía que haber hecho el comité organizador de la candidatura es proponer la inclusión como deportes olímpicos de disciplinas deportivas tan españolas y cañís como el lanzamiento de cabra desde el campanario, eso sí, con paracaídas, o el lanzamiento de hueso de oliva ciezana, elegante competición en la que todos los espectadores serían obsequiados con un chubasquero y un bote de olivas para practicar en casa, por no hablar de esa bonita síntesis entre lo británico y lo hispano que es el “fútbol-vaca”, modalidad deportiva que, además, bien pudiera ser una fórmula competitiva y natural para solucionar definitivamente nuestras cuitas con Gibraltar. Otra modalidad deportiva española que hubiera debido ser propuesta como deporte olímpico es el “pijotón”, en la que el acervo hispánico…
En ese preciso instante, levantéme y fuíme.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento, Juan. Estoy por completo de acuerdo con Igantius. ;)
Magnífico post!

La Pecera dijo...

Y yo también.