martes, 24 de enero de 2012

La tabla




(Artículo publicado el 24 de enero de 2012 en el diario La Opinión de Murcia)




La otra tarde, tarde invernal de lluvia y mesa camilla, me puse a ordenar la información de más o menos interés que almaceno en el disco duro de mi ordenador portátil. Ocurre con el ordenador lo que con los cajones de la mesa y del armario que hay en lo que tal vez sea el gabinete más pequeño del mundo, el mío, que sea cual sea su capacidad tienden indefectiblemente a estar llenos de cosas de muy dudosa utilidad pero de gran interés arqueológico. Por ejemplo, en el cajón del centro guardo la pequeña colección de mis multas de tráfico debidamente pagadas, entre las que hay una de 1974 que debió ser la primera o la segunda. Junto a ellas, duermen el sueño de los justos varios ejemplares de teléfonos móviles en desuso y un pequeño sello de lacrar con mis iniciales. Otra bonita e inútil colección es la compuesta por todos los porta-tarjetas, realmente no sé como llamar a esos sobrecitos de plástico transparente que se prenden en la solapa con un imperdible o una pinza, y que han servido para que en los muchos congresos y reuniones a los que he asistido mis colegas extranjeros supieran que yo era de Murcia, por ejemplo, sin saber qué cosa era Murcia exactamente. En otro cajón guardo objetos de escritorio muy variados y originales, como seis mini-grapadoras para las que hace años que no existen grapas de su tamaño, varios tipos de sacapuntas, entre ellos uno para lápices de carpintero, y llaveros, muchos llaveros con sus llaves, de las que he olvidado qué cerradura abren. El libro de familia se confunde con el de calificaciones escolares, también de tapas de tela azul, en el que constan escritas con tinta indeleble –qué afán porque perdure lo fútil- las notas que obtuve en el examen de ingreso y en la reválida de cuarto, ambos del plan del 56. Hay también restos orgánicos, pero no se asusten ni hagan muecas de asco, pues están debidamente momificados: una bolsita de caramelos de Hellín con el escudo de la Región de Murcia y la leyenda Consejo de Gobierno con los que, en tiempos, obsequiábamos a los niños que visitaban San Esteban; un chicle Bazooka de aquéllos redondos y de tres pisos, envuelto en su papel de plata, que ya estaba fosilizado cuando lo guardé; y una auténtica bolsa de pipas de peseta del extinto kiosco de Santo Domingo, el del sordo, a quien gastábamos la broma de pedirle “una tralarí… de pipas”, a lo que siempre nos contestaba algo amostazado “¿Una bolsa de qué…?”


Pero es en el disco duro del ordenador, que yo creí que me ayudaría a resolver ese problema de la mezcolanza de recuerdos y de informaciones que padezco, donde el desorden es mayor. Escritos inacabados, artículos de prensa que en su día me resultaron interesantes y que corté y pegué en un folio virtual guardado como fuente de inspiración futura, fotos e ilustraciones que cada vez que las veo me sugieren una cosa diferente de aquélla por cuya razón las guardé en no se sabe qué carpeta, y todo ello convenientemente oculto en un extraño y caótico sistema de archivos de mi invención que impide que los encuentre cuando los busco y que me los brinda con una sonrisa cruel cuando lo que busco es otra cosa.


Bueno pues entre las cosas que han asomado mientras buscaba una información concreta sobre… lo que fuera, que ya no me acuerdo, ha sido esta curiosa tabla para construir intervenciones, respuestas y pequeños discursos que lo mismo valen para un roto que para un descosido y que sirven, incluso, para cuando uno no sabe de qué va la cosa. Se coge una frase de la primera columna y se enlaza con otra de la segunda escogida al azar, otra de la tercera y otra de la cuarta, y ya verán cómo les sale un pensamiento como los que habrán escuchado muy a menudo por la tele a los políticos. Hagan la prueba y, si les gusta, preséntense a las próximas elecciones o triunfen ante su jefe. Ánimo, muchos lo han conseguido.




























































Columna 1


Columna 2


Columna 3


Columna 4


Queridos colegas,


la ejecución de este proyecto


nos obliga al análisis


de nuestras opciones de desarrollo en el futuro.


Por otro lado,


la complejidad de los estudios efectuados


cumple un papel esencial en la formulación


de nuestras metas financieras y administrativas.


No podemos olvidar que


la actual estructura de organización


ayuda a la preparación y a la estructuración


de las actitudes y de las atribuciones de dirección.


Del mismo modo,


el nuevo modelo estructural aquí mostrado


contribuye a la correcta determinación


de las nuevas proposiciones.


La practica demuestra que


el desarrollo de formas distintas de actuar


asume importantes posiciones en la definición


de las opciones básicas para el éxito del programa.


Nunca está de más insistir que


la constante divulgación de las informaciones


facilita la definición


de nuestro sistema de formación de cuadros.


La experiencia demuestra que


la consolidación de las estructuras


perjudica a la percepción de la importancia


de las condiciones apropiadas para los negocios.


Es fundamental resaltar que


el análisis de los diversos resultados


ofrece una buena oportunidad de verificación


de los índices pretendidos.


El incentivo al avance tecnológico, así como


al inicio del programa de formación de aptitudes


acarrea un proceso de reformulación


de las formas de actuar.


Así mismo,


la expansión de nuestras actividades


exige precisión y definición


de los conceptos de participación general.


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