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Hace un par de semanas, antes incluso de que
¡Fuera de Moscú!
¡Aquí no vuelvo más!
¡A escape voime sin volverme atrás
en busca por el mundo de un rincón
do refugiar el sentimiento herido!...
¡Mi berlina! ¡Que traigan mi berlina!...
VERSION ADAPTADA: El presidente volvía a la mesa del Consejo, tras hablar a solas por teléfono con el líder planetario del otro lado del Atlántico. El tirón de orejas económico y la reprimenda por haber puesto en peligro la estabilidad del sistema económico mundial ya estaban olvidados. El presidente, tan borracho de poder como el primer día, sonreía al pensar que, al fin y a la postre, uno no recibía todos los días una llamada directa de
Abrió la puerta del Consejo y no vió a nadie, excepto a Leire Pajín.
ZAPATERO: ¿Dónde están todos? ¿Y María Teresa? ¿Y el fiel Pepiño? ¿Y Bibiana, la centinela de la modernidad? −preguntó alarmado.
PAJÍN: Se han ido, Presidente. La función ha terminado.
ZAPATERO: Todo el mundo se ha ido, como Bibiana, la castañuela del régimen, me han dejado solo. ¡Soy viejo! ¡Estoy enfermo y ya es hora de que me muera!... ¡Qué miedo! ¡Qué miedo!...
PAJÍN: De lo que es hora es de que te vayas a casa, Zapaterovich...
ZAPATERO: ¡No quiero ir allí! ¡No quiero!... ¡Allí estoy solo, no tengo a nadie, Leiruschka!... ¡Ni parientes, ni vieja, ni hijos!... ¡Estoy tan solo como el viento en el campo!... ¡Cuando me muera, nadie se acordará de mí!...
PAJÍN: ¡El público te quiere, Zapatovich!...
ZAPATERO: ¡El público se ha ido, como Bibiana, la defensora del burka! ¡A estas horas está durmiendo y no se acuerda de su bufón!... Sí... ¡Nadie me necesita! Nadie se acuerda de aquello de
PAJÍN: ¡Qué fuerza! ¡Qué talento! ¡Qué arte!
ZAPATERO: ¡La vejez!... ¡Qué diablos! ¡Aquí no hay vejez alguna!... ¡Tontería todo!... Como aquello de “Mi patria no es España sino la libertad..., o lo otro de “Otegui es un hombre de paz” o eso otro de “Fumar es derechas”.
PAJÍN: ¡Es usted un talento, Zapatrosky! ¡Un talento!
ZAPATERO: No, Leiruschka!... ¡Nuestra canción está cantada!... ¡Vaya talento el mío!... ¡Lo que soy es un limón estrujado..., un clavo oxidado!... aunque nadie habrá olvidado aquello de “Humildemente me defino como un adalid de la paridad, justiciero de las mujeres, rojo feminista y anarcosindicalista”... ni lo de “Yo tengo dos hijas. La mayor vió Bambi unas quinientas veces y yo con ella. ¿Y cómo termina Bambi? Se convierte en Rey de
¡Fuera de
¡Mi berlina, que traigan mi berlina!
(Sale seguido de LEIRE PAJÍN. El telón baja lenta y tristemente.)
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1 comentario:
Mis felicitaciones. Es francamente buena esta adaptación, y muy divertida. ¿Ha pensado en publicar estos artículos en un libro? Hágalo por favor.
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