martes, 21 de abril de 2009

Cosas de libros


Artículo publicado el 21 de abril de 2009 en el diario La Opinión de Murcia


En medio de tanto bullicio festero −sardinonazareno, sardinohuertano y sardinosardinero−, una escalofriante noticia ha sacudido el alma atormentada de algo más de media docena de murcianos. Según el estudio de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en 2008, casi la mitad de los murcianos mayores de catorce años confiesa que no lee nunca un libro. Murcia, como en los viejos tiempos, se sitúa en el cuarto puesto por la cola del índice de lectores, por encima únicamente de Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura. Y esto ocurre en un país que lee muy poco. Según el barómetro European Cultural Values 2007, el 41 por ciento de los españoles confiesa no haber leido un libro en los últimos doce meses, lo que sitúa a España en el cuarto lugar por la cola de Europa, por delante tan sólo de Chipre, Portugal y Malta y empatada con Grecia y Bulgaria.
Alguien dirá que la cultura no consiste sólo en leer libros y que el bajo índice de lectura está compensado por otras actividades en las que España, primero, y Murcia, después, no quedan tan mal situadas. Después de mucho buscar he encontrado un índice cultural en el que no quedamos tan mal parados: el de asistencia a eventos deportivos. De manera que el que no se consuela es porque no quiere.
Les digo todo esto porque el próximo jueves 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y con motivo de tan fausto acontecimiento, Ignatius, mi asesor plenipotenciario en materia de bibliofilia, ha parido lo que él denomina una feliz idea, en la que no obstante percibo un cierto tufo catalino. Se trata −dice Ignatius− de aprovechar este natural de los murcianos de celebrarlo todo regalando diversos objetos y golosinas, sean caramelos, monas con huevo, habas, ristras de morcillas, morcones, pitos, pines o juguetes, para convencer a nazarenos, huertanos y sardineros, de que también regalen libros. Y como Ignatius no acaba de ver a un andero sacándose del buche, por muy abultado que sea éste, un ejemplar de la Encyclopaedia Britannica o de la Espasa-Calpe, propone que los libros se escojan de una lista que, según el propio Ignatius, contiene los más livianos y menos voluminosos del mundo. Para que se hagan una idea, aquí tienen un extracto de la lista de títulos de Ignatius:


- Libro curricular de Pepiño Blanco, de Bibiana Aído.
- Los archivos secretos del programa espacial tibetano, de Dalai Lama.
- Albúm de fotos de Galicia soleada, de Harry Weatherman.
- Todas las mujeres de mi vida, de Pedro Zerolo
- La Guía Telefónica de la Antártida, de Giacomo Vodafone.
- Los usos domésticos del uranio 235, de Míster Proper.
- Todas mis buenas acciones, de Adolfo Hitler.
- Políglota, de J. L. Rodríguez Zapatero.
- Políglota II, versión inglesa, de J. L. Everybody Bonsai.
- La estrategia estremeña para dominar el mundo, de Rodríguez Bellotari.
- Cartas de amor a Hillary, del Sherpa Tensing.
- Nuevas Cartas de amor a Hillary, de Miguel Angel Moratinos.
- Los silencios de Fidel, de Antonio Machín.
- Con la música a otra parte, de Michael Acordeón.
- Libertad religiosa en Irán, de Mahmud Ahmadineyad.
- El negro que tenía el alma blanca, de Barack Obama.
- Cien años de honradez, de F. G. Márquez.
- Las claves de mi política estratégica global, de J. L. Zetapé.
- Ideas de futuro, de Joseph Lewis R. Shoemaker.
- Crisis, what crisis?, de Peter S. Solbes.
- Tiempos de engorde, de Tessy F. de la Plaine Fertile.
- Comentarios a Tiempos de engorde, de Elena Salgado.
- Resoluciones eficaces de la ONU, de Heinz Blaukopf.
- El tiro por la culata, de Fernández Bermejo.
- La muerte de Franco, esa incógnita, de Baltasar Garzón.
- Reflexiones en silencio, de Hugo Chávez.
- Mi colección de corbatas, de Evo Morales.

Mañana, más.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy divertido