martes, 19 de mayo de 2015

La contraria (u otra razón más para votar a Pedro Antonio)

Pedro Antonio Sánchez, candidato del PP a la presidencia de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia


     De mi recalcitrante Lector Malasombra les diré que nunca he sabido si es de derechas o de izquierdas, si votante el PP o del PSOE, o si se cuenta entre los devotos de Ciudadanos o de Podemos. Tal vez sea partidario de Izquierda Unida pero, si lo es, se lo calla el muy bribón. De lo que sí estoy seguro es de que disfruta en este pícaro mundo llevando la contraria a todo aquél con quien se cruza. Por eso estoy seguro de que en esta ocasión va a votar al PP, ahora que la opinión publicada se solaza en proclamar las miserias del partido de la gaviota.

    Al contrario de lo que debiera ser en este tipo de procesos electorales, los mensajes y las propuestas de alcance nacional e, incluso, las reflexiones de tipo místico como la impudicia del bipartidismo o la inconveniencia de la senectud, han sustituido a los mensajes y propuestas locales, que debieran ser por definición más cercanos a Sancho Panza que a Don Quijote. Se habla de vientos de cambio sin pararse a pensar que del viento a la ventolera no hay más que un paso. Para salir de la charca en la que, dicen, estamos inmersos se lanzan a la piscina del regeneracionismo sin percatarse de que se halla vacía. Y es que el regeneracionismo no consiste en promesas vanas, que se habrá de llevar la ventolera, ni en pactos oportunistas, de los que, por incumplidos, tenemos la memoria llena, sino en actitudes personales y en hechos, en esas actitudes que se poseen o no se poseen y en esos hechos que vendrán el día después. La gran incógnita, no es que ocurrirá el Día D, que ocurrirá cualquier cosa, sino que sucederá el día después, el día en que quedará abierto el tiempo de la regeneración. Y qué quieren que les diga, para el día después yo veo más preparados a unos que otros.

     Escribía el otro día que las dos grandes cuestiones que se plantean en estas elecciones, no son las soluciones a los problemas concretos de la ciudad o de la región en que vivimos, sino la renovación de los gobernantes y la regeneración de partidos políticos e instituciones. Ninguna de ellas son de ámbito estrictamente local o regional y, sin embargo, ambas están en la mano de quienes concurren a las urnas. La renovación de los partidos llamados emergentes no cuenta demasiado pues, por definición, todos sus candidatos son nuevos, al menos en las listas por las que se presentan. Lo de renovarse o morir, por el contrario, ha sido más complicado para los partidos institucionalizados pero casi todas las candidaturas regionales, con algunas excepciones notables, previsibles y tal vez lamentables, han procurado nutrirse de caras nuevas. Sólo uno, el PP, ha renovado a su cabeza de cartel para las autonómicas que, además, es uno de los más jóvenes si no el más joven de todos ellos: Pedro Antonio Sánchez. Conozco a Pedro muchos años y tengo la mejor de las opiniones sobre él, sobre su capacidad de trabajo y su eficacia, pero si algo les puedo decir con absoluta certeza es que, a pesar de su juventud, lleva muchos años preparándose para este momento. Y un apunte de Pedro Antonio sobre la regeneración: “Plantearé el debate sobre listas abiertas y elección directa”. Ahí queda.

    Mi lector Malasombra me recuerda día sí y día también que Pedro Antonio arranca lastrado por un mal padrino, pero también me confiesa que la única manera que concibe de llevarle la contraria al padrino es, precisamente, que después del padrino no llegue el caos. Eso me recuerda lo que me contaba hace años un amigo lorquino, ya fallecido y militante del PP, que había salido de su casa dispuesto a no votar al candidato de su partido que no era santo de su devoción. Y así iba refunfuñando camino del colegio electoral cuando se encontró al candidato del PSOE que también era amigo. “Buenos días” le dijo el político socialista, “Buenos días”, contestó mi amigo. Unos metros más allá se paró y con esa cosa tan lorquina de que quien no es blanco es azul se dijo para los adentros: “¿Buenos días? A tomar por el…, ahora sí que voto al PP”.

      Desconozco si mi Lector Malasombra es lorquino, pero ésta bien podría ser la razón de su voto a los Populares. Yo, por si las moscas, no le desvelaré cuál va a ser el sentido del mío, no sea que cambie el suyo aunque sólo sea para llevarme la contraria.
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(Artículo publicado el 19 de mayo de 2015 en el diario La Opinión de Murcia)


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