lunes, 2 de marzo de 2015

Idea de un príncipe político christiano

Firma de la Paz de Westfalia en Münster. Gerard Terborch. 1648. Entre los firmantes se encontraba muy posiblemente Diego Saavedra Fajardo, Plenipotenciario de España y uno de los principales impulsores del Tratado.


        En las facultades de Derecho y en las de Ciencias Políticas recomiendan la lectura del El Príncipe de Maquiavelo para entender los entresijos de la política. Esta es, tal vez, la obra más conocida de un conjunto de tratados de educación para los gobernantes escritos en los siglos XVI y XVII, y  conocidos bajo el título genérico de espejos de príncipes. Pero no menos importante fue la obra del político y diplomático murciano Diego Saavedra Fajardo titulada Idea de un príncipe christiano representada en cien empresas, que fue publicada en 1640. Saavedra Fajardo nació en Algezares y llegó a ser Plenipotenciaro de España para la Paz de Westfalia en el Congreso de Münster entre 1646 y 1648, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en Alemania y a la de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. Hay quien dice que el texto del Tratado fue redactado por el propio Saavedra. El libro se articula en cien empresas o emblemas, cada uno de los cuales se compone de una figura simbólica, un mote o lema y un texto explicativo que desarrollan e ilustran el consejo destinado al príncipe.

          Al hilo de las recientes turbulencias que asedian al Partido Popular y al Gobierno de la Región de Murcia que sustenta éste, se me ha ocurrido echar mano de mi ejemplar, curtido en mil consultas, de las Empresas Políticas, que es como se titula abreviadamente la obra de Saavedra Fajardo, y he seleccionado unas cuantas agrupadas con cierta cronología que, a mi juicio, debieran servir para serenar el alma y sosegar el espíritu a fuerza de incorporar una sana dosis de sentido común huertano (de Algezares, por más señas) a tanta perturbación.

         La primera es la Empresa 65, cuyo lema es “De vn error mvchos”. Dice Saavedra que “echada una piedra en un lago, se van encrespando y multiplicando tantas olas, nacidas unas de otras, que cuando llegan a la orilla, son casi infinitas, turbando el cristal de aquel liso y apacible espejo donde las especies de las cosas, que antes se representaban perfectamente, se mezclan y confunden”. Ante ello, el consejo de Saavedra reviste la forma del mote que “fue del emperador Filipe el Tercero: Quod male coeptum est, ne pigeat mutasse”, lo que traducido del latín, esa lengua tan injusta y atolondradamente desterrada de la enseñanza, significa que “Lo que mal ha empezado, no dé vergüenza cambiarlo”. Concluye Saavedra que “tenga, pues, el príncipe por gloria el reconocer y corregir sus decretos y también sus errores sin avergonzarse. El cometellos pudo ser descuido; el enmendallos es discreto valor. Y la obstinación, siempre necia y culpable”.

       La segunda es la Empresa 75, “Bellvm colligit qvi discordias seminat”, es decir “Quien siembra discordias, cosecha guerras”. Señala Saavedra que “estas artes de sembrar discordias y procurar levantarse unos con la caída de otros son muy usadas en las cortes y palacios, nacidas de la ambición”. Poca explicación necesita.

          La tercera Empresa es la 70, “Dvm escinditvr fragor”, “Al ser dividida me rompo”. Dice Saavedra al respecto que “aún despojado un rey, no cabe con otro en el reino”, si bien, “si la necesidad obligare a más de una cabeza, es mejor que sean tres, porque la autoridad del uno compondrá la ambición de los dos”. Al leer esta Empresa, me asalta la sospecha de que alguien, si la leyó, debió entenderla muy mal.

        La cuarta es la Empresa 90 “Disivntis viribvs”, “Con las fuerzas disgregadas”. El consejo no es más que el viejo “divide y vencerás” que, aplicado al día de hoy, se trasmuta en “divide y perderás”. Inapelable.

          La Empresa 37 lleva por mote “Minimvm eligendvm”, “[del daño] elegir el menor”, que procede del canon jurídico, según Picinelli, “De duobus malis minus est eligendum”. El consejo está recogido también en muchos refranes populares: “Del mal, el menos”, “Mal por mal, el más chico tomarás”, “Más vale padecer que perecer” o “Mas vale tuerto que muerto”. Apunta Saavedra que “la fortaleza del príncipe no solo consiste en resistir, sino en pesar los peligros, y rendirse a los menores si no se pueden vencer los mayores”. Y más adelante comenta que “algunos peligros por sí mismos se caen, pero otros crecen con la inadvertencia, y se consumen y mueren los reinos con fiebres lentas”. Ellos mismos.

           El lema de la Empresa 57 es “Vni reddatur”, “Sea reducido a uno solo”. El modelo para el buen funcionamiento de un gobierno es el de un reloj, donde sólo las manecillas marcan la hora, acierto que deben al armónico funcionamiento de un complejo engranaje que se esconde en la caja. “Donde muchos gobiernan, no gobierna alguno”, sentencia Saavedra Fajardo.

          La Empresa 36 contiene el consejo más eficaz. El mote es “In contraria dvcet”, esto es “Gobierna aún en condiciones desfavorables”. Escribe Saavedra que “toda la sciencia política consiste en saber conocer los temporales y valerse dellos, porque a veces más presto conduce al puerto la tempestad que la bonanza. Quien sabe quebrar el ímpetu de una fortuna adversa, la reduce a próspera”. Saavedra, que además de político y diplomático fue un hombre de vasta cultura, cita un poema de Camoens en Os Lusíadas:

                Porque sempre por via irá dereita
                Quem do oportuno tempo se aproveita.
                
          He dejado para el final la Empresa 95 cuya conseja es casi profética, tanto más cuanto se avecinan varios procesos electorales, porque pone de manifiesto el peligro que se cierne sobre el Partido Popular. El mote de la Empresa es el siguiente: “Nevtri adhaerendvm”, que significa “Sin unirse a ninguno de los dos”.

             Saquen ustedes sus conclusiones.
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