En las facultades de Derecho y en
las de Ciencias Políticas recomiendan la lectura del El Príncipe de Maquiavelo
para entender los entresijos de la política. Esta es, tal vez, la obra más
conocida de un conjunto de tratados de educación para los gobernantes escritos
en los siglos XVI y XVII, y conocidos
bajo el título genérico de espejos de
príncipes. Pero no menos importante fue la obra del político y diplomático
murciano Diego Saavedra Fajardo titulada
Idea de un príncipe christiano
representada en cien empresas, que fue publicada en 1640. Saavedra Fajardo
nació en Algezares y llegó a ser Plenipotenciaro de España para la Paz de
Westfalia en el Congreso de Münster entre 1646 y 1648, que puso fin a la Guerra
de los Treinta Años en Alemania y a la de los Ochenta Años entre España y los
Países Bajos. Hay quien dice que el texto del Tratado fue redactado por el
propio Saavedra. El libro se articula en cien empresas o emblemas, cada uno de
los cuales se compone de una figura simbólica, un mote o lema y un texto
explicativo que desarrollan e ilustran el consejo destinado al príncipe.
Al
hilo de las recientes turbulencias que asedian al Partido Popular y al Gobierno
de la Región de Murcia que sustenta éste, se me ha ocurrido echar mano de mi
ejemplar, curtido en mil consultas, de las Empresas
Políticas, que es como se titula abreviadamente la obra de Saavedra
Fajardo, y he seleccionado unas cuantas agrupadas con cierta cronología que, a
mi juicio, debieran servir para serenar el alma y sosegar el espíritu a fuerza
de incorporar una sana dosis de sentido común huertano (de Algezares, por más
señas) a tanta perturbación.
La
primera es la Empresa 65, cuyo lema es “De
vn error mvchos”. Dice Saavedra que “echada una piedra en un lago, se van
encrespando y multiplicando tantas olas, nacidas unas de otras, que cuando
llegan a la orilla, son casi infinitas, turbando el cristal de aquel liso y
apacible espejo donde las especies de las cosas, que antes se representaban
perfectamente, se mezclan y confunden”. Ante ello, el consejo de Saavedra
reviste la forma del mote que “fue del emperador Filipe el Tercero: Quod male coeptum est, ne pigeat mutasse”,
lo que traducido del latín, esa lengua tan injusta y atolondradamente
desterrada de la enseñanza, significa que “Lo que mal ha empezado, no dé
vergüenza cambiarlo”. Concluye Saavedra que “tenga, pues, el príncipe por
gloria el reconocer y corregir sus decretos y también sus errores sin
avergonzarse. El cometellos pudo ser descuido; el enmendallos es discreto
valor. Y la obstinación, siempre necia y culpable”.
La
segunda es la Empresa 75, “Bellvm
colligit qvi discordias seminat”, es decir “Quien siembra discordias,
cosecha guerras”. Señala Saavedra que “estas artes de sembrar discordias y
procurar levantarse unos con la caída de otros son muy usadas en las cortes y
palacios, nacidas de la ambición”. Poca explicación necesita.
La
tercera Empresa es la 70, “Dvm escinditvr
fragor”, “Al ser dividida me rompo”. Dice Saavedra al respecto que “aún
despojado un rey, no cabe con otro en el reino”, si bien, “si la necesidad
obligare a más de una cabeza, es mejor que sean tres, porque la autoridad del
uno compondrá la ambición de los dos”. Al leer esta Empresa, me asalta la
sospecha de que alguien, si la leyó, debió entenderla muy mal.
La
cuarta es la Empresa 90 “Disivntis
viribvs”, “Con las fuerzas disgregadas”. El consejo no es más que el viejo
“divide y vencerás” que, aplicado al día de hoy, se trasmuta en “divide y
perderás”. Inapelable.
La
Empresa 37 lleva por mote “Minimvm
eligendvm”, “[del daño] elegir el menor”, que procede del canon jurídico,
según Picinelli, “De duobus malis minus est eligendum”. El
consejo está recogido también en muchos refranes populares: “Del mal, el menos”,
“Mal por mal, el más chico tomarás”, “Más vale padecer que perecer” o “Mas vale
tuerto que muerto”. Apunta Saavedra que “la fortaleza del príncipe no solo
consiste en resistir, sino en pesar los peligros, y rendirse a los menores si
no se pueden vencer los mayores”. Y más adelante comenta que “algunos peligros
por sí mismos se caen, pero otros crecen con la inadvertencia, y se consumen y
mueren los reinos con fiebres lentas”. Ellos mismos.
El
lema de la Empresa 57 es “Vni reddatur”,
“Sea reducido a uno solo”. El modelo para el buen funcionamiento de un gobierno
es el de un reloj, donde sólo las manecillas marcan la hora, acierto que deben
al armónico funcionamiento de un complejo engranaje que se esconde en la caja.
“Donde muchos gobiernan, no gobierna alguno”, sentencia Saavedra Fajardo.
La
Empresa 36 contiene el consejo más eficaz. El mote es “In contraria dvcet”, esto es “Gobierna aún en condiciones
desfavorables”. Escribe Saavedra que “toda la sciencia política consiste en
saber conocer los temporales y valerse dellos, porque a veces más presto
conduce al puerto la tempestad que la bonanza. Quien sabe quebrar el ímpetu de
una fortuna adversa, la reduce a próspera”. Saavedra, que además de político y
diplomático fue un hombre de vasta cultura, cita un poema de Camoens en Os Lusíadas:
Porque sempre por via irá dereita
Quem
do oportuno tempo se aproveita.
He
dejado para el final la Empresa 95 cuya conseja es casi profética, tanto más
cuanto se avecinan varios procesos electorales, porque pone de manifiesto el
peligro que se cierne sobre el Partido Popular. El mote de la Empresa es el
siguiente: “Nevtri adhaerendvm”, que
significa “Sin unirse a ninguno de los dos”.
Saquen
ustedes sus conclusiones.
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