martes, 19 de julio de 2011

Un gato encerrado y chamuscado en Dinamarca

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(Artículo publicado el 19 de julio de 2011 en el diario La Opinión de Murcia)



Muchas veces hemos empleado la frase “aquí hay gato encerrado” para referirnos a la sospecha de que detrás de un hecho de apariencia simple e intrascendente se oculta algo de mayor complejidad e importancia e, incluso, algo perverso, un engaño o una mentira. En sus inicios, lo del “gato encerrado” tenía un sentido más inocente. Resulta que en la Edad Media se empleaba la piel de gato, entre otras cosas, para hacer ciertos monederos que, por su suavidad, llevaban las mujeres escondidos entre las ropas para burlar a los bolsilleros y demás descuideros. Con el paso de los años ha variado la significación de la frase que, en lugar de apuntar a la presencia de un accesorio hecho con la piel del minino, indica más bien la existencia de algo sospechoso. En sentido parecido se emplea la frase “me huele a chamusquina”, cuyo origen se sitúa en los autos de fe de la Inquisición en los que, además de quemar los libros sospechosos de herejía, se chamuscaba en ocasiones a sus autores. Otra versión de este dicho era “me sabe a cuerno quemado”, usada cuando se sospechaba que alguien iba a ser quemado por “cornudo”. Para ilustrar la frase he escogido unos versos del poeta del Siglo de Oro Bartolomé Leonardo de Argensola:



A solas con don Simón


pasa las noches Ruperta;


ella, polluela inexperta,


él, gallo con espolón.



La madre está en la cocina


cerca del candil hilando,


y ronca de cuando en cuando…


¡Me va oliendo a chamusquina!



De procedencia más culta y linajuda que las anteriores es el dicho shakespeariano “algo huele a podrido en Dinamarca”, que no es sino la traducción libre que hizo Leandro Fernández de Moratín de la frase que pronuncia Marcelo en su diálogo con Horacio en la Escena XI del Primer Acto de Hamlet: Something is rotten in the state of Denmark. En esta frase, a diferencia de las anteriores, no hay sospecha sino certeza de que existe algo turbio y denostable. Para decir lo mismo, en Estados Unidos usan la contundente frase I smell a rat, que significa que se huele a rata.



Rata, chamusquina, cuerno quemado, gato encerrado, algo podrido en Dinamarca, todos estos aromas confluyen en la situación actual de la economía y muy especialmente en la economía española. Cada vez que Alemania estornuda, España se constipa, sin que los mensajes del optimista patológico que aún preside el gobierno aunque sea formalmente sirvan para algo. Todos, los propios y los ajenos, incluso el diario “El País”, coinciden en que Zapatero debe irse de manera inmediata aunque ya no estemos a tiempo de casi nada. Todos, excepto Zapatero, olemos a podrido, no ya en Dinamarca, sino en España. Lo sucedido en el Bar de Vallecas, ese secuestro famélico y patético, no es más que otro síntoma del enfermo moribundo. Entretenidos como estábamos con Zapatero en reabrir fosas y en recuperar atolondradamente la memoria histórica de uno de los bandos de la Guerra Civil, de cuyo inicio por cierto se cumplieron ayer setenta y cinco años, hemos vuelto a la posguerra, a sus hambres y escaseces, a sus especuladores y estraperlistas, a sus Carpantas viviendo debajo del puente, a consolarnos con el deporte, a las colas de racionados ante los comedores sociales, a la economía del remiendo y la alpargata. Si no se marcha Zapatero, hoy mejor que mañana y ayer mejor que hoy, el moribundo será cadáver el próximo otoño.Y el olor a podrido llegará a Dinamarca como en el drama de Shakespeare, pero esta vez procedente de España.



A podrido y a cuerno quemado. Muy español.





1 comentario:

B.Warrior dijo...

Le atribuye el articulista Martínez-Abarca al Conde de Mayalde la frase siguiente: "Estamos tan desorientados que ya ni nosotros mismos sabemos si somos de los nuestros". Algo así me parece que ocurre en el mundo,no exclusivamente en España. Sentada la premisa de que Zapatero debe marcharse "ipso facto" (de inmediato), y que él responde, me iré de "motu proprio" (cuando me salga de los cojones), reflexiono: Grecia, Irlanda, Portugal, Inglaterra... han pasado de gobiernos socialistas, o socialdemócratas, a conservadores. ¿Ha ocurrido algo nuevo? Nada. Sigue el pandemonium económico,financiero y moral. A los políticos se les ha ido de las manos la situación. Decía Sarkozy que era preciso refundar el capitalismo... ¿para esto? Está claro que no ha variado nada. Y aquí podríamos citar una vez más la célebre frase de que "es preciso que todo cambie para que todo siga igual". Entiendo que sobran las alforjas para ese viaje. Sobran los que utilizan la política como modo de ganarse las lentejas, medrar, etc., y faltan estadistas. Muchos ya no están en la política activa por no pertenecer a esa camada. La cara dura o -voy a ser bien pensado- la poca memoria de nuestros dirigentes (acaso les dieron pescozones cuando estudiaban), les lleva a prometer que van a hacer todo cuanto no llevaron a cabo estando en el machito. El olor a podrido se ha adueñado de España, pero los que pusieron la olla en el fuego siguen cocinando sin tener ni repajolera idea. Todos. Unos por acción, otros por omisión y aborregamiento. Lo que me duele es que hay quien añora apoderarse de la cocina, siendo tan malos cocineros como los actuales. Aquí termino, don Juan Antonio. Es muy complejo el asunto de su artículo para rebatir o apoyar en este comentario, que -entiendo- ya es demasiado extenso. Les dejo este, para mí, bello proverbio: "CUANDO EL SABLE ESTÉ ENMOHECIDO Y EL ARADO RELUCIENTE;
LAS PRISIONES VACÍAS Y LOS GRANEROS LLENOS;
LAS ESCALERAS DE LOS TEMPLOS GASTADAS Y LAS DE LOS TRIBUNALES CUBIERTAS DE HIERBA;
CUANDO LOS MÉDICOS MARCHEN A PIE Y LOS PANADEROS A CABALLO, ENTONCES ESTARÁ BIEN GOBERNADO EL IMPERIO". A ver quien le pone el cascabel a ese "gato encerrado". Saludos.